viernes, 31 de diciembre de 2021

CALLEJEROS

 



CALLEJEROS

 

Chanok, tarzan, Memin, Capulina, Kaliman y Shasam, además de  Terry, Silver y La Coqueta vivieron en nuestra colonia.

Desde que el ser humano domesticó a los lobos y de allí surgieron los perros, éstos se han convertido en compañeros inseparables.   En los tiempos en que los humanos eran nómadas, se afirma que allí estaban ya presentes los perros, fieles guardianes en las noches en que se acampaba en parajes desolados entorno a hogueras, y éstos eran los designados a que por medio de su privilegiado olfato, alertaran a sus amos, de la presencia de forajidos, serpientes o de bestias salvajes.  A estos amigos inseparables al final de la tarde, se les encomendaba la tarea de decidir el lugar adecuado para montar los campamentos  —se afirma que tienen la habilidad de detectar los lugares con mejor presencia energética.

Los primeros colonos que  poblaron nuestra colonia también se hicieron acompañar de los peluditos amigos, que les fueron valiosos en aquellos tiempos en que las casas, ranchos, champas, barracas o galeras en que se habitaba, estaban desprovistas de paredes seguras o muros perimetrales que protegieran el interior de las mismas y de sus patios.  Es por ello que la presencia de un Can en la casa, transmitía alguna seguridad y prevención por actos delincuenciales, a pesar que estos no eran frecuentes —los delitos de la época eran en el peor de los casos, el robo de ropa tendida en los lazos o  robo de gallinas.   El ladrido de los perros era la alarma justa para alertar a los dueños de casa para agudizar los sentidos y detectar la presencia de extraños en las proximidades de la casa;  ante eso, bastaba con encender un candil o una candela para disuadir a los temerarios visitantes a alejarse.  Cuando eso sucedía, los perros dejaban de ladrar.

Era tan efectivo el ladrar de los perros de casa, que al parecer era una forma de comunicarse con los perros de las vecindades en señal de alerta, entonces se formaba un verdadero concierto de aullidos, ladridos y gruñidos, que se apaciguaban hasta que los extraños indeseables se alejaban.

El perro originario de nuestra colonia estaba lejos de pertenecer a la realeza de las razas caninas que ahora abundan, el perro de los colonos floridenses, era de los llamados “chuchos de indio”, expresión usada para identificar a los canes provenientes de una mescolanza de razas que los hacia imposible de identificar con una en particular.  Los había de muchas texturas de pelambre, colores, tamaños y temperamentos.  La libertad en que vivían en las primeras décadas de la Colonia era envidiable comparada con los “chuchos milenials” de hoy, que en la mayoría de casos son falderos y delicaditos.     Los personajes de este relato, nacían en patios o en sitios baldíos, sin ningún tipo de cuidado veterinario.  Nunca un callejero de estos se quedó  desamparado, siempre hubo hogares que los adoptaron espontáneamente —sin necesidad de llamados o campañas de adopción  y ellos en respuesta de fidelidad, marcaban el territorio que defendían con ladridos y dentelladas si era necesario hasta el último de sus días.

Se alimentaban de las sobras de los tiempos de comida de los hogares en los que cohabitan, por lo tanto su  dieta se componía de huesos, pellejos, restos de carne,  pedazos de tortilla, arroz, y hasta caldos.  No se les llevaba con el veterinario en caso les afectara alguna enfermedad,  ellos mismos buscaban su cura maravillosa comiendo monte o arbustos que tomaban de la abundante vegetación del lugar.  En el peor de los casos, si la enfermedad no cedía,  los amos acudían a purgantes, masajes estomacales o una pastilla de las que se usaban en la familia.   En esas condiciones de vida, gozaban de longevidad, vivían más de quince años inclusive y en muchos de los casos, al llegar a su ancianidad, simple y valientemente desaparecían del paisaje de nuestra colonia.

Chanok, Tarzan, Memin, Capulina, Kaliman y Shazam;  Terry, Silver, León, Cuqui, Tonka, Rinso, Canillón, Goliat  y La Coqueta eran apenas algunos de los nombres con los que bautizamos  a nuestros  perros.

Con el paso de la urbanización, muchos vecinos se quedaron con la mala costumbre de mantener a sus perros “a la mano de Dios”, es decir en las calles. Callejeros consuetudinarios, que en el mejor de los casos solo entraban a la casa para dormir, otros ni siquiera les daban de comer o beber, pero estos eran los que al igual que los humanos de carácter, se sobreponen en la adversidad, y entonces se les observaba comiendo de lo que sobraba en las calles o comiendo de la bondad humana y uno que otro hasta robando comida de las canastas o puestos del mercado.

Por allí leí que el día que nos toque dejar este espacio terrenal, al llegar a la otra estación, los primeros que saldrán a nuestro encuentro, serán nuestros perros que se adelantaron y menándonos la cola y haciendo cabriolas por la alegría de encontrarnos, con su buen instinto nos tendrán reservado y hasta calientitio el lugar para el reposo y solazamiento eterno.  Gracias a los peluditos que desde niños nos enseñaron otro tipo de amor, cariño y amistad; gracias por su compañía, gracias por acompañarnos a juguetear y travesear en nuestra niñez, gracias por habernos librado de las fechorías de los cacos.

Los perros parecidos a los de este relato, son tan importantes, y tan indispensables, que aun la magistral inspiración del cantautor  Alberto Cortez les dedicó la Canción: Callejero, cuyos versos son así:

“Era callejero por derecho propio;
su filosofía de la libertad
fue ganar la suya, sin atar a otros
y sobre los otros no pasar jamás.

Aunque fue de todos, nunca tuvo dueño
que condicionara su razón de ser.
Libre como el viento era nuestro perro,
nuestro y de la calle que lo vio nacer.

Era un callejero con el sol a cuestas,
fiel a su destino y a su parecer;
sin tener horario para hacer la siesta
ni rendirle cuentas al amanecer.

Era nuestro perro y era la ternura,
esa que perdemos cada día más
y era una metáfora de la aventura
que en el diccionario no se puede hallar.

Digo nuestro perro porque lo que amamos
lo consideramos nuestra propiedad
y era de los niños y del viejo Pablo
a quien rescataba de su soledad.

Era un callejero y era el personaje
de la puerta abierta en cualquier hogar
y era en nuestro barrio como del paisaje,
el sereno, el cura y todos los demás.

Era el callejero de las cosas bellas
y se fue con ellas cuando se marchó;
se bebió de golpe todas las estrellas,
se quedó dormido y ya no despertó.

Nos dejó el espacio como testamento,
lleno de nostalgia, lleno de emoción.
Vaga su recuerdo por los sentimientos
para derramarlos en esta canción”.


Fotografía gracias a: Imagen de ewan willis en Pixabay

Guatemala, 1 de enero  de 2022

Relato de Douglas Vasquez Vides.

 

 

 


Guatemala, 1 de enero  de 2022

Relato de Douglas Vasquez Vides.

 

 

 

lunes, 28 de diciembre de 2020

 


LAS FIESTA DE FIN DE AÑO EN LOS BARRIOS CHAPINES.  (segunda parte y final)

PREPARATIVOS PARA NOCHE BUENA  Y NAVIDAD:

Seguramente más de una vez de has preguntado,  que magia tiene el aroma a pino, manzanilla, pólvora quemada, para que al primer contacto con tu olfato, sin importar la fecha del año, lo que se viene a borbotones, son recuerdos asociados con las fiestas de Noche Buena, Navidad y Año Nuevo.

Luego del 15 de diciembre, las Colonias tomaban una dinámica especial.  Era una euforia que llenaba el ser de ambiente a fiesta.  Una fiesta que estaba por llegar y por la que las endorfinas y y la oxitocina se elevaban en nuestro organismo, haciéndonos vivir como en las nubes;   era el real efecto de las drogas naturales, esas que te mantienen en un estado de satisfacción, que no sabes ni que ni de donde se origina pero que te hacen sentir algo delicioso.

La algarabía y éxtasis siguen viviéndose afortunadamente, pero en esta ocasión hare énfasis en el jolgorio de unas décadas atrás.

La fiebre por vestir de Fiesta a nuestra colonias, hacía que aun los más tacaños y malencarados, sacaran su escalera, sus brochas y  ¡a pintar se ha dicho!.  Las casas de paredes sucias por el lodo del invierno, o el polvo de los meses ventosos  o por el paso de los años, de pronto volvían a verse relucientes, con colores vivarachos.  Se empezaba por el frente, y si el presupuesto se lograba estirar, había pintura también para los interiores.  Incluso quienes no tenían el recurso para comprar la pintura de marca, improvisaban  cal con agua y color y listo.    Incluso las viviendas de adobe expuesto o pelado, recibían su coloreado y las dejaban  engalanadas.  De esa manera, las calles tomaban otro color, otro olor y hasta otro sabor.

Por doquier empezaban a encenderse  dentro de las viviendas, las series de luces navideñas.   De las más antañonas, las series de los llamados chilitos:  un cable verde, poblado de bombillitas de colores vivos que asemejaban un chile — de allí el nombre que se les dio—.   Al entrar la noche en las ventanas de las viviendas desde su lado  de adentro, titilaban innumerables  luces de colores.   Algunos mas aventurados colocaban las series de “chilitos”  en los exteriores.  En otras residencias   causaba orgullo de sus propietarios abrir las puertas de sus casas para que los transeúntes  observaran  los adornos interiores.  Muchas veces el centro de atención de esas salas, eran los  ingeniosos nacimientos que eran construidos con gran dedicación de las familias.  Su construcción  implicaba semanas y hasta meses de previo trabajo: embrollados, cielos rellenos de bombas con bricho, ríos, lagunas, montañas, pesebres,  pastorcitos, musgo, iluminación, reyes magos, la Santa Familia, el buey y la Mula era parte de la extensa lista de elementos que conformaban  esas verdaderas obras de arte denominadas por nosotros como “nacimientos”, los cuales podían llegar a ser tan grandes como el tamaño de una sala grandota.

Conforme se acercaba la fecha del 24 de diciembre, en los hogares se empezaban a almacenar los menjurjes  para tamales y ponche: Hojas de plátano, hojas de Mashan, pepitoria, achiote, maíz para convertirlo luego en masa, piña, coco, papaya, manzana etc.   Además un aprovisionamiento extraordinario de leña que serviría para las hogueras que se instalaban en los amplios patios los días 22 o 23 de diciembre, para colocar las ollas con la abundante dotación de tamales, para que estuvieran listas esas deliciosuras de la gastronomía chapina, para la Cena de Noche Buena.

La costumbre del “aguinaldo” era ese ingreso extraordinario que se recibe desde esos antañones tiempos   para los trabajadores, el cual se dedicaba en el mejor de los casos para los tamales, comprar “estrenos”  para los hijo, juguetes y compra de artículos para la casa; desde amueblados, camas  y hasta televisores.   Al igual que en estos tiempos también hay quienes tiene la costumbrita de dedicarle al Dios Baco su aguinaldo,   algunos pensaron que solo serían unos traguitos, que luego se extendieron  toda la noche, días y hasta semanas, hasta darle mate al tan esperado Aguinaldo.

 

Así,  llegaba la Noche del 24 de diciembre, o Noche buena.   De manera humilde o no tan humilde, la fiesta estaba preparada; había que celebrar el Nacimiento del Jesús.   Ese Jesús que según la Santa Escritura nació en Belén de Nazaret, una tierra muy lejana de Guatemala, pero que acá dos mil años después se celebraba con ponche, cohetillos, tamales, hojas de Pacaya, trenzas de manzanilla, pino espolvoreado y patojos luciendo zapatos y ropa nueva, bolos también; muchos bolos y patojos con las manos reventadas por la pirotécnica.

 

Douglas Vásquez Vides

Escritos en Pandemia. Diciembre 15 de 2020

 

 

domingo, 13 de diciembre de 2020

 

LAS FIESTAS DE FIN DE AÑO EN LOS BARRIOS CHAPINES  (Primera parte)

 

Cuando pasan  los años, y muchas veces te toca ir a vivir lejos de la Colonia o el barrio donde naciste o creciste,  empezás a valorar una gran cantidad de situaciones e imágenes que te toco vivir en tu infancia en las calles polvorientas, y humildes en que jugaste, aprendiste a manejar bicicleta, te enamoraste y hasta lloraste.


Abundantes recuerdos surgen asociados con la temporada de Fiestas de Fin de año.  En esta primera entrega, me referiré específicamente  a los días previos al 24 de diciembre, en vista que todo lo que hay que comentar sobre los días de fiesta, merecen espacio aparte.

Un ambiente especial se percibía desde mediados de octubre cuando llegaba a su final el ciclo escolar.  Las calles de la Colonia respiraban algarabía inusual, en vista que miles de niños y niñas llenaban cada rincón, con gritos, pelotazos, risas y carreras desenfrenadas desde tempranas horas de  la mañana hasta ya cerca de la media noche;  aunado a ello el viento frio del norte soplaba anunciándonos que el fin de año había llegado.  El final del ciclo escolar era otra fiesta No oficial para escueleros y colegiales que hasta la fecha se sigue disfrutando sin que aparezca dentro de los calendarios de asuetos oficiales.

Dias después del final del ciclo escolar se venía la celebración del Día de los Santos.   Esa celebración no era muy de niños, sin embargo sin saber mucho de ella, nos veíamos metidos en la misma.  La elaboración de Fiambre, un plato que  no me dejaran mentir los lectores, en nuestra infancia no tenía nada de atractivo, sin embargo por ser el plato de los adultos, debíamos comerlo casi obligadamente a aunque no muy gustara.   Seguramente a usted, como a mí, el gusto por este plato tan guatemalteco, nos llegó con la adultez, seguramente producto de la nostalgia de otros tiempos vividos.  La celebración incluía muchas veces la visita a los difuntos, a cementerios, para “enflorar”.  Esa visita incluía frecuentemente comilonas callejeras fuera de lo normal: Helados, plataninas, garnachas o cualquier otra comida propia de las aglomeraciones chapinas.  Propio de la época era también la tradición de “volar barrilete”;  esto en vista del viento frio del momento.

Así, llegaba diciembre.  Y Cada vez las fiestas mayores se aproximaban.   El 7 de diciembre y su “Quema del Diablo”, —una celebración que ahora es considerada con sobrada razón dañina para el medio ambiente —   Era la fecha en la que por tradición era obligatorio deshacerse de cartones, periódicos, ramas, y en los últimos años hasta neumáticos para incinerarlos en la vía pública .   Con dolor recuerdo hogueras alimentadas con libros; si aunque no lo crean.   La quema iniciaba a las seis de la tarde, acompañada de cuetería.   Media hora después los estragos en el ambiente eran evidentes.   Al ver desde la distancia del  Mirador de San Lucas, la nube de contaminación era visible flotando sobre el Valle de la Capital.  Ojos y  garganta irritada y más de un chiriz quemado. Durante una hora aproximadamente  se escuchaba el incesante paso de ambulancias de bomberos a socorrer quemados o apagar incendios.

12 de diciembre.  La fiesta del Día de la Virgen de Guadalupe.  Una celebración de origen mexicano pero calurosamente adoptado en Guatemala.  El día en que madres y padres, visten con atuendo típico a los más pequeños de la familia, emulando los orígenes indígenas del ahora  Santo Juan Diego.  Visita al Santuario Principal de la zona 1 de la capital de Guatemala o de las parroquias en las que se venera a la Virgen Morena.   Interminable la lista de quienes levantaran la mano y compartirán en esta columna su foto con vestido típico; sombrero y bigotes para los varones; trenzas, colorete y lunar para las niñas.

El 16 de diciembre dan inicio las Posadas, –según la tradición católica.   Era la fiesta religiosa que nos recordaba que cada vez estaba más cerca la Fiesta Grande, la Noche Buena y Navidad.    Las posadas, desde la óptica de niños, la recordamos como celebraciones en las que principalmente mujeres mayores realizaban rezos y letanías interminables e inteligibles.  Los patojos del momento éramos incluidos para cargar farolitos por las calles durante los recorridos de la imagen del “santo Niño”, tocar chinchines y corazas de tortuga  –tradición también mal vista en estos tiempos debido a que las inocentes animalitas están en peligro de extinción–.    El final de los nueve días de rolar la posada de hogar en hogar culminaba en Noche Buena.    Cada día de “posada” ,  el Niño Dios, era recibido por un hogar distinto, lo cual era celebrado al final del rezo, con  tamales, ponche y dependiendo de la bondad de los anfitriones, hasta trago, a ese festín estaban invitados todos; desde familiares y amigos hasta colados comecuandohay.   En esta tradición maravillosa, jugaban papel indispensable las llamadas “rezadoras”, la mayoría de ellas bastante entradas en años, poseedoras de la sabiduría de haber memorizado interminables textos de las novenas, recitar letanías y conocer letra y música de las canciones que complementaban la ceremonia.   A ellas, las recuerdo que eran acompañadas por séquitos de personas, que las admiraban y respetaban; lo cual se notaba en todas las atenciones que les ofrendaban;  frazadas, vaso de agua durante el rezo, cojines para que se hincaran, y el respectivo cortejo que les acompañaba desde y hacia sus hogares.  

El aroma a pino, Manzanilla y hoja de Pacaya invadía cada vez más el ambiente.   La Noche buena estaba cerca. 

Autor: Douglas Vasquez Vides

IG.  Dvasquez100

Guatemala en Pandemia  13 diciembre 2020

 

 

 

 

 

 

sábado, 14 de noviembre de 2020

 

LA OTRA Y VERDADERA RED SOCIAL

Caminar por las calles de la ciudad no es del todo malo como suelen recomendar.    Hace unos días, precisamente caminando entre las ventas callejeras  aledañas al Mercado Central de la Capital de Guatemala, me detuve en una venta de anteojos, para preguntar por unos coquetos de esos artilugios para leer. Para hacer la empírica prueba de agudeza visual,  le pregunte al tendero, si tenía a mano  un periódico o un libro para hacer el  intrépido examen de la vista.  Fue ese el momento en que apareció un caballero y me extendió un libro de su propiedad;   lo primero que percibí fue el  sobresaliente  color magenta con negro de la vieja portada de Los Condenados de la Tierra,  del autor Frantz Fannon, al verlo vinieron recuerdos de mi época universitaria en que tuve oportunidad de leer precisamente esa edición.   Mientras hacia las correspondientes mediciones de agudeza visual, el dueño del libro emprendió conversación con el  tendero —que al parecer era su amplio conocido. —    De un momento a otro  note que el hombre que me presto el libro,  lanzaba comentarios y críticas contra funcionarios de gobierno, pero note que lo hacía elevando la voz y dirigiéndose a mi como queriéndome incluir en la conversación.   Ello motivo que le asintiera a varias de sus afirmaciones.  A partir de allí iniciamos una copiosa conversación que giro entorno a las urgencia de cambios a la Ley Electoral y de e Partidos Políticos,  asignación presupuestaria, formación de juicio crítico;   luego  la improvisada charla giro entorno a rememorar libros, fragmentos y autores:  Franz Fannon, Eduardo Galeano, George Orwel, Max Weber;  de igual manera analogías de nuestra realidad con figuras literarias como La Caverna de Platón, El Ensayo sobre la Ceguera de Saramago, El Mundo como Flor y como Invento de Mario Payeras, hasta llegar a las Obras de Casaús Arzú.

Así trascurrió más de media hora de conversación de la buena, de la que edifica, con respeto y tolerancia mutua ante la diversidad de puntos de vista.  Por ratos me percataba que alrededor se detenían a escuchar transeúntes y compradores, unos más interesados que otros. 

Terminamos la conversación. Hasta ese momento nos presentamos e intercambiamos números telefónicos con la intención  de hacernos llegar títulos de libros en versiones digitales.

Me fui caminando por la bulliciosa y transcurrida calle.  Conforme me alejaba reflexionaba en cuanto a la grata experiencia recién vivida; dos verdaderos desconocidos entre sí,  intercambiamos ideas, puntos de vista y anhelos ciudadanos, sin que ninguno de los dos juzgara o emitiera juicios de valor del otro.   Esas “redes sociales”, básicas, humanas, tangibles son las que cada vez son más escasas.    Ello y la proliferación de las Redes Sociales por la vía digital, ha profundizado frecuentemente la intolerancia que  desemboca en agresiones verbales y detestables gestos de querer imponer la voluntad de uno sobre los demás.    El mundo que una vez se creyó el más y mejor comunicado de la historia de la humanidad, terminó con espacios de opinión cargados de intolerancia, radicalismo y fundamentalismo.   Plagado de individuos cuyo deporte —según ellos—  es aplastar la opinión de los demás, a costa de insultar vilipendiar y descalificar.  

Horas después el agrado de la experiencia, me llevo a recordar una agradable vivencia en una de las Plazas de la Gran Buenos Aires.   Turisteando por la misma, noté que en diferentes puntos de la misma, se arremolinaba personas que formaban varios grupitos;  me acerque, y llegué a entender que cada grupo tenía por habito vespertino reunirse de esa manera a tertuliar de manera abierta temas de diversa índole.  Solo esa tarde recorrí un grupo que discutía sobre la obra de Ernesto Sábato, otro sobre  los errores del sistema educativo local,  sobre Maradona y la Guerra de las Malvinas; desde opiniones básicas y sencillas hasta alocuciones cuasi doctorales.  Luego me enteré que esa práctica consuetudinaria era pan de todos los días;  por allí habían pasado grandes de la política, letras y artes argentinos a compartir sus puntos de vista. Un ejercicio  hermoso de generar juicio crítico, fortalecer el bendito hábito de dialogar y sentir el profundo placer de aprender y discernir. 

Como nos hacen falta esas ya encanecidas redes sociales.

Pandemia, 15 noviembre 2020

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sábado, 5 de septiembre de 2020

La Comadrona

 


LA COMADRONA

Si usted o uno de sus familiares nació en alguna de las colonias de la ciudad capital de Guatemala  o sus alrededores entre 1952 y 1975 posiblemente fue traído al mundo con la ayuda de Doña Nela Vides, que será la protagonista de este relato.

Doña Manuela Vides López de Reynoso, o Doña Nela, o Nelita, fue parte una de las diez primeras familias que llegaron a habitar la Colonia La Florida, al Oriente de la capital de Guatemala.  Con mucha dificultad construyeron al igual que las demás, una residencia humilde y carente de cercos que delimitaran la propiedad.  Al llegar a residir a la Colonia, contaba con amplia experiencia en su profesión de Comadrona. El oficio lo aprendió de su mamá Doña Rosa López.  Fue tanto su gusto por esas labores, que tomó un curso de profesionalización impartido por Médicos estadounidenses y canadienses, con el que termino de dominar plenamente la técnica de “traer niños al mundo” y otros conocimientos de salud.  Según ella lo manifestaba, no imaginó que años después sus servicios serían tan requeridos en aquellos parajes despoblados y rústicos.

La ausencia de hospitales, centros de salud o médicos en los alrededores era notoria.   Eran tiempos en los que cualquier accidente, enfermedad o padecimiento había que atenderlo con remedios y tratamientos caseros, hierbas y mucha fe.    Las cosas se ponían complicadas al momento de los “partos”, con mayor razón si los dolores arreciaban en horario nocturno; la ausencia de transporte público o motorizado en general lo complicaba todo como para pensar en salir en búsqueda de asistencia médica al único hospital próximo que era el Roosevelt y que se ubicaba a varios kilómetros del lugar.    Fue así como poco a poco el trabajo de Doña Nelita  se fue haciendo cada vez más imprescindible.   Al principio con sus cuarenta años de edad, ofrecía sus servicios en calidad de Voluntaria, y así su prestigio y fama de “Partera” se extendió por todos los alrededores de la Florida; sus pacientes la recomendaban en los barrios aledaños: Santa Marta, Lo de Bran, El Milagro, La Brigada, Montserrat y las Aldeas de San Juan Sacatepequez, en donde más de una vez, no hubo dinero en efectivo para pagar los Q.5.00 que costaba el servicio de atender el parto, y a cambio le pagaron con gallinas, arrobas de frijol y fruta.

En tiempos actuales y con mayor razón en esos años, la Comadrona se reconoce en las comunidades como portadora de sabiduría para curar utilizando la medicina Natural, los masajes, el sobar y los brebajes por ellas preparados.   Curaban desde empachos, mal de ojo, mollera caída, indigestiones hasta partos complicados.  Se les reconocía como poseedoras de experiencia y saberes milenarios, y esa era la descripción gráfica de Doña Nela.  Con la vocación que le caracterizó - aun ya entrada en edad- nunca se negó a abrir su puerta, aun de madrugada y en medio de torrenciales lluvias, cuando llegaban maridos angustiados a solicitarle les acompañara a sus domicilios en donde habían dejado a la esposa con dolores de parto. Salía diligente y bien abrigada, ataviada con su uniforme que consistía en una gabacha y pañuelo blanco en la cabeza, que luego era remplazado por bata blanca como signo del inicio de sus trabajos de Comadrona.    Emprendían la ruta a pie en medio de lodazales y cubiertos por una sombrilla, preparada con su maleta de Partera; en ella iban acomodadas tijeras, hilo y aguja para sutura, metafen, alcohol, jeringa, polvos de licopodio, yodo, gasas y una serie de menjurjes para desinfectar y preparar brebajes que hicieran más llevadera las labores de parto; estos incluían un purgante para la paciente antes de iniciar las labores, compuesto de aceite de castor y jarabe de Sidra.

Su carácter fuerte,  hablar directo y sin rodeos, su mirada penetrante y sus habilidades para enfrentarse frecuentemente con la Vida y la Muerte, hacían que no se notara su uno cincuenta metros de estatura;   se transformaba en una mujer gigante cuando tomaba el control del espacio donde atendería a la “Parturienta”; aun a los maridos más malencarados y machistas, les ordenaba que fueran a calentar agua para mezclar con alhucema,  que serviría para remojar los trapos que usaría para calentar la espalda y bajo los senos de la paciente, ello para garantizar abundante leche materna,  ordenaba que sacaran a los patojos del lugar y que se lavaran cuidadosamente las manos para convertirse en asistentes de tan delicada tarea.  Todo ese velo de autoridad se alternaba con gestos de cariño maternal cuando daba instrucciones y pedir tranquilidad a la futura madre, para transmitirle serenidad y confianza, como ingredientes que podrían facilitar el proceso.   “Todo va a salir bien Chula” —solía decirles— cosa que era complicada cuando la mujer era “primeriza” en vista que eran mujeres jóvenes y sin haber aun conocido la experiencia de dar a luz.  Las labores nocturnas de la Comadrona frecuentemente había que realizarlas con luz de candela, quinqué o candil; el agua se hervía en abundancia con fuego de leña.

Desde revisar la posición del niño dentro del vientre, tratar de acomodarlo, una sobada para ponerlo en posición, dar brebajes a la parturienta, hasta toda la parafernalia de trabajo entre ella y la madre.  Afuera de las habitaciones improvisadas como sala de parto, se apelotonaban los familiares y amigos de la familia; todos atentos y preocupados; ello porque para ese momento no era sencillo un parto; podrían surgir complicaciones que algunas veces tenían un mal desenlace, cosa que a la Nelita a Dios gracias, nunca le sucedió.   Por ello los gestos de ansiedad abundaban, el hablar quedo y las cajetillas de cigarrillos consumidas eran de lo más común.

Un suspirar sonoro, profundo y de alivio de todos los asistentes y familiares  rasgaba el silencio cuando se escuchaba el llorar del muchachito o muchachita recién nacido.  Uno que otro saltaba preguntando: —¿Qué fue? —  refiriéndose a, si niño o niña.   

Así, luego de unos minutos, se veía salir de la habitación, a doña Nela, bañada de sudor y sus mejillas coloradas por la inmensa tarea realizada; frecuentemente el Padre de la nueva criatura le ofrecía un trago puro de aguardiente; servido en un vaso de herradura.   Era el final de una batalla para Dar vida. Con el cansancio de tan ardua labor, aun había que emprender el viaje de regreso a pie hacia el hogar, Doña Nelita, acompañada de familiares del recién nacido y otros amigos, formaban un ceremonioso séquito que la escoltaba y rodeaban sin hablar hasta llegar a su residencia, allá por la Avenida Quetzal y segunda calle, cuando ya los gallos anunciaban el amanecer y los primeros rayos del sol pintaban de naranja el horizonte allá por el Cerro del Naranjo.    —recuerdo que un séquito parecido, de hombres y mujeres de todas edades y condiciones sociales, apareció el día que le dimos su último adiós cuando tenía noventidos  años de edad, en el Cementerio; eran varios de los “niños” que ella trajo al mundo, que en un gesto maravilloso fueron a despedir a la “señora” que sin dudarlo acudió a guiarlos por el túnel de la vida.

Doña Nela Vides, entraba en silencio a casa, evitando según ella despertar a su pequeña hija; sin saber que su querida Any, estuvo despierta toda la madrugada, pendiente de ella, pensándola, imaginándola en sus tareas de Dadora de Vida; la esperaba con café en la hornilla de la estufa de gas y un pedazo de pan de manteca.

La noche fue larga y cansada.  La Nelita se recostaba un rato y un par de horas después retomaba las labores del hogar: Desde preparar la comida, hasta fabricar adobes, serruchar tablas, clavar vigas, remendar ropa o fabricar sabanas de pedacitos de tela.  Esa era mi abuela Nelita; la Guerrera que se enfrentó literalmente a tormentas pero que también tuvo el don, la ternura y grandeza para Dar Vida donde se lo solicitaron; la abuela que a los nietos y nietas de la familia nos enseñó a preparar el chapopote para reparar los techos, sacrificar gallinas para el almuerzo de domingo, hacer nudos, abrir zanjas, y levantar paredes; pero también nos heredó el placer de                                                             

dar vida y esperanza al prójimo.


Douglas Vasquez Vides

FOTO: Álbum familiar de la Familia Vásquez Vides.   Izquierda Doña Nelita Vides. Centro Luis Vásquez.  Derecha, Any Vides de Vásquez

 

Guatemala de PANDEMIA, 19 de agosto 2020  

PAIS DE BANDERAS BLANCAS

 

PAIS DE BANDERAS BLANCAS

Con la Pandemia del Covid-19,  en las calles de la ciudad se puso de moda salir a agitar la Banderas Blancas, como una voz silenciosa para indicar que se pide  auxilio, porque simplemente una familia o una persona se quedó sin alimentos para sobrevivir; y ante la afirmación que  -son aprovechados y que algún fin político tendrán- ,   dando a entender que alguien invento ese creciente número de hogares y personas que emergieron Bandera Blanca en mano,  salieron de barrancos, asentamientos humanos, montañas, aldeas y barrios, pues vale la pena  enumerar las siguientes reflexiones:

·         Las Bandera Blancas llevan siglos de estar intencionadamente invisibilizadas e ignoradas en este país.  O ¿acaso no es suficiente evidencia nuestros deshonrosos campeonatos mundiales en Pobreza, Pobreza extrema, desnutrición infantil y muerte de niños por enfermedades diarreicas?

·         Las banderas Blancas han estado allí durante siglos,  maquilladas como  estampas  folclóricas y paisajes  fotoshopiados  para los catálogos del Turismo.

·         Las banderas Blancas en esta ocasión han ido apareciendo tímidamente, venciendo el sentimiento de humillación que significa declararse mendigo y que se está literalmente  muriendo de hambre; no por haragán ni aprovechado  como algunos   sentencian,  sino porque simplemente a pesar de sacrificios y penurias,  así se ha vivido siempre;  vida de subsistencia.

·         Las banderas blancas en esta ocasión afloran como una sórdida bofetada que nos recuerda que durante décadas la corrupción, el despilfarro y la ineptitud se ha robado el futuro de millones de niños a lo largo de la historia, que luego fueron  jóvenes, condenados  al matadero social y a la muerte como seres invisibles, y luego ancianos que frecuentemente se mueren en las  gélidas bancas de la sala de espera de hospitales nacionales, en un país que solo sabe depositarlos debajo de la alfombra de la historia, y luego usarlos de combustible  para seguir alimentando  el insaciable apetito de las chimeneas que generan abundante riqueza para  poquitos.

·         Las banderas blancas, son las mismas que los políticos piden relavar con cloro cada cuatro años, para salir a ondearlas famélicamente a favor de los que piden  el favor del voto y a cambio regalan una playera o un vaso de atol durante el mitin; pero que al encumbrarse en los puestos, suben los vidrios polarizados de la Suburban  blindada, cuando atraviesan esas barriadas de “chorreados  inmundos”

·         Las banderas blancas  emergerán hoy y seguirán emergiendo, recordando  que los presupuestos nacionales se fueron por la letrina de la corrupción en lugar de utilizarlos para eficientes sistemas  nacionales de salud, educación, seguridad y fuentes de trabajo.

Las banderas Blancas  en este país, son bofetada y escupida en la cara, son vergüenza nacional y son memoria ingrata. 

 

viernes, 5 de junio de 2020



EL TEATRO DE HUELGA DE DOLORES.


 

Su valor en las artes escénicas guatemaltecas


 

ENTREVISTA-COLOQUIO:

El Teatro de Huelga de Dolores:  mucho mas que una chingadera

 

Participantes:
En este conservatorio intervienen personajes  que  han dejado semilla en el Movimiento artístico de Huelga de Dolores, cada uno de ellos en su generación, en su  espacio académico, en su espacio de influencia.  En esta ocasión se reunen en un cafe de la ciudad, y dailogan descarnadamente y este documento es la recopilación de sus opiniones.  

RM: Ricardo Martínez: Huelguero desde finales de los años 70 y buena parte de los 80. Miembro de uno de los grupos de teatro huelgueros más emblemáticos como lo fue el  Nalga y pantorrilla de la Facultad de Ciencias Económicas.  Actualmente Director y fundador de su propia compañía de Teatro Infantil.

EA: Edgar Arriola: Huelguero desde 1989 de la Escuela de Psicología.  Tres veces Rey Feo Universitario con el personaje de Ciriaco Psicochingon.  Ganador de tres Chabelas de Oro en las Veladas.  Actualmente dedicado a la actuación en comedias, además de actor de Cine.

LE: Luis Escobedo: Huelguero desde finales de los años 70.  Rey Feo Universitario en 1978, con el personaje del El Sha.  Miembro de varios grupos de teatro <Universitario.

DV: Douglas Vásquez Vides.  En este caso el moderador de este coloquio.  Huelguero desde 1985.  Integrante del Grupo de teatro de la Facultad de Ciencias Económicas, el Tortilla con Sal, con quienes ganan en 1988 La Chabela de Oro.  Miembro del elenco original de La Epopeya de las Indias Españolas.  Actualmente actor de teatro profesional y cine.

DV:     Esta en decadencia el teatro de Huelga de Dolores?
 

EA:     Un comentario muy común en los últimos años, de parte de los egresados de la USAC, es que el teatro de Huelga de Dolores esta en decadencia.   Es muy fácil criticar de esa manera, pero mi pregunta es: por que si en tus tiempos hiciste cosas que fueron grandes y a tu parecer mejores, por que no regresar a echar una mano a las nuevas generaciones.  Incluso por allí por el año 2003, ante la poca convocatoria generada para los grupos de Huelga de Dolores, el Honorable Comité proponía, eliminar la velada.  Ellos se mantenían en el argumento que no había grupos interesados en participar y los pocos que había, eran de mala calidad.   Considero que los que hicimos teatro de huelga de Dolores en parte somos responsables de este mal momento del teatro huelguero, porque no nos preocupamos de dejar cuadros artísticos que siguieran el nivel que alguna vez se alcanzo.. 


DV.           El Teatro de Huelga de Huelga de Dolores es más que una “chingadera”?

EA: Considero que una buena parte de los que hicimos teatro de Huelga de Dolores, nuestra primera motivación fue la chingadera.  Mi primera experiencia de teatrero fue en la Escuela Primaria, específicamente en la Escuela República de Bolivia, y luego en el Instituto Central., ambos con una población bastante numerosa proveníamos en buen grupo de asentamientos.  Obviamente éramos de escasos recursos, con casi nula posibilidad de asistir a salas a ver teatro profesional siquiera..  Personas como yo encontramos entonces en el teatro de nuestra escuela, de nuestro instituto de media, una oportunidad de hacer denuncia de las penalidades vividas.  A pesar que en buena medida, en ese momento te integrabas a los grupos de teatro también por una necesidad de chingadera, de que te fuera a ver la traida o tu gente del barrio.   Eso si con el paso del tiempo te das cuenta que lo que estas haciendo tiene otros usos, otras funciones sociales, y es ese el momento en que reflexionas y comprendes que tenes en tus manos un arma cultural de denuncia, es allí donde empieza otra etapa de tu carrera como actor, que en mi caso llego ya con ella a la Universidad de San Carlos.  Cuando entro a la Universidad en 1989 llego a recoger la herencia de grupos Huelgueros que les había tocado enfrentar la época mas dura de la represión estudiantil.  El primer grupo de teatro que tengo oportunidad de ver en la USAC, fue al grupo Yeti de la Escuela de Historia; en esa ocasión celebraban sus quince años; al verlos, me agrado a primera vista la forma de hacer teatro, una forma totalmente diferente a lo que nos habían enseñado hasta la fecha.  Allí yo me digo así mismo, “entonces se puede hacer teatro de esta manera?” Se llega así a comprender que el Teatro de Huelga de Dolores es un género único, no solo en el país sino en el mundo.

Uno de las causas por las que considero no se dio seguimiento adecuado a la calidad de los grupos del teatro huelguero, se debe a los movimientos políticos estudiantiles dentro de la Universidad.  Ello lo digo porque en grupo político que tomaba la asociación de una unidad académica, formaba su grupo teatral,  y podía ser bueno pero al terminar el periodo del grupo político y salía de la dirección de la asociación de estudiantes, también moría el grupo de teatro, para darle cabida al que pertenecía a la Asociación de estudiantes entrante.

 

DV. ¿Con el paso de los años, cuál crees que ha sido tu aporte como actor nacido del teatro huelguero, de tus textos, y de tu grupo de aquel entonces?


EA:           En primer lugar considero que el aporte en los tiempos de estudiante fue valioso para proseguir una tradición del teatro de renuencia que ha caracterizado a la USAC.  En la actualidad y ya con la experiencia adquirida con el paso de los años, seguimos haciendo una comedia con denuncia, ahora con elementos teatrales como el cuidado de aspectos escenografitos, luces, textos mas refinados ,etc. .Me gusta decir que mi grupo de teatro de Veladas estudiantiles perteneciente a la Escuela de Psicología, recogió la calidad del grupo Tortilla con Sal de Ciencias Económicas, que a su vez, tomaba la herencia del grupo antecesor de esa misma facultad, como lo fue el “Nalga y Pantorrilla” .  De los mencionados, muchos de sus integrantes seguimos haciendo actividad teatral en la actualidad, ahora ya no en el teatro huelguero, pero si en varios casos haciendo otro tipo de teatro, pero con esa semillita que nos dejo el teatro Huelguero.

 DV:           Compartís la opinión que: “El Teatro de Huelga de Dolores” es y ha sido durante mucho tiempo, una de los pocos espacios de denuncia del pueblo guatemalteco?


EA:           Considero que las dos actividades mas fuertes en relación a Huelga de Dolores, son el Rey Feato y La Velada, sin quitar el lugar al desfile mismo.  Son un auténtico espacio para la denuncia de todo lo que le toca y ha tocado vivir a nuestro pueblo.  El Rey Feo muchas veces no se le ha dado el real mérito que merece; y ello lo digo porque él es el único que sobrevive luego de la temporada de Huelga de dolores,  se mantiene vigente en múltiples actividades estudiantiles, incluso cuando ya ha terminado su reinado, y varios nos mantenemos en esa tarea constante de denuncia.  Es en algún momento mi malestar, al ver que la elección de Rey Feo se transformo en un Festival de Chistes. Olvidando la esencia misma del evento.

DV:           ¿Cuál debería ser el aporte del Ex Huelguero, del Ex Rey Feo, del ex Actor de Velada de Huelga, para el rescate en cuanto a calidad de un movimiento tan necesario para nuestra Universidad y para nuestro país?

 EA:           Es una idea que tengo desde hace vario tiempo y que pienso impulsar por lo menos con allegados.  Los que en su momento fueron escritores de los libretos de Huelga de teatro de Huelga, deberían enseñar a las nuevas generaciones a escribir, podrían aportar nuevos textos a los grupos actuales, de igual manera los directores, actores de aquellas épocas brillantes, por que no acercarnos y no solo conformarnos con criticar.  Eso si para que ello sea posible, también es necesaria la apertura de los grupos políticos y artísticos de la Universidad.  Ello seguramente elevaría la calidad de las presentaciones de Teatro Huelguero.  Añoro los años en los que eran tantos los grupos que pretendían presentarse en la Velada de Huelga de Dolores, que se hacía una preselección a la que llamaban “Censura” y en la que uno se sentía orgulloso aunque fuera con llegar a ella. También debería existir ese espacio de ayuda y cooperación, convocando incluso a aquellos que nunca fueron ganadores, o que por uno u otro motivo no llegaron con su s grupos o personalmente a los premios; seguramente dentro de esa gente habrán talentos que ahora sumado a experiencia podrían aportar grandes cosas a las nuevas generaciones del Teatro de Huelga de Dolores.   Porque no inyectarle a los nuevos grupos, escuelas teatrales como las de Buenaventura, téncias como las de “Creación colectiva”, “el teatro del oprimido”, etc.   Espacios como este que tenemos en este momento, coloquios como este sería interesante que se dieran semanas previas  a la Huelga de Dolores, un espacio para que las nuevas generaciones tenga oportunidad de oír, cuestionar e indagar a quienes ya recorrieron el camino de la Actividad huelguera.  El aporte de los que fuimos teatreros de huelga de Dolores en la actualidad, considero es grande; de unos años para acá, malo o bueno, con defectos muchos o pocos, se ha incrementado la cantidad de obras de teatro de autores nacionales, aunque critiquen tanto el texto que se usa en los Café teatro del país, es un paso que se ha dado susceptible de mejorar es cierto.  La Epopeya de las Indias Españolas, que nació en el seno de la Universidad de San Carlos de Guatemala, marca el inicio del cambio para el teatro guatemalteco, en 1991 nació en la Sala del Paraninfo Universitario, con actores, director y escritores nacidos en el Teatro Huelguero y el resultado, un fenómeno digno de estudiarlo, a partir de ello el teatro guatemalteco no volvió a ser el mismo.  Debemos contribuir a la formación de nuevos cuadros de actores para oxigenar el movimiento.

 LE:            En mi caso particular, me he involucrado directamente apoyando al grupo de teatro de la Facultad de Humanidades.  Debemos volver a encender la llama de otro tipo de intereses en el estudiante universitario.  El movimiento de teatro de Huelga de Dolores ha rebasado el ámbito de la Universidad misma y se ha insertado en el teatro popular, el café teatro, el teatro pirrin, con toda su enjundia, bravura y hermosura, esta muy vivo.  La Escuela Superior de Arte, en estos momentos tiene toda la posibilidad de convocar a un encuentro de teatreros universitarios, incluyendo a los Huelgueros, una fraternización entre generaciones.  No hay que caer en el error de redundar en el tema que la propia generación fue mejor que las actuales.  Todas las generaciones han tenido a nivel de este tipo de teatro, sus aciertos y desaciertos.  Debemos seguir haciendo teatro.

 RM:          No debemos creer que vamos a descubrir el agua azucarada, tenemos que recuperar algo que existe que esta.  Debemos evitar hechos que propicien que se siga prostituyendo el movimiento de Huelga de Dolores. Tuvimos nuestro momento y debemos apoyarlo y desde los espacios en que nos desenvolvemos actualmente debemos contribuir con crítica constructiva hacia lo que se esta haciendo. Yo en lo personal me resisto a comercializar un fenómeno social colectivo que tiene mas de cien años de tradición.  Tenemos  la herramienta y momento justo para rescatar el movimiento.  Poner al servicio de las nuevas generaciones de huelgueros, lo que cosechamos en el camino andado.           

DV:           ¿Dentro de las actividades de Huelga de Dolores, pareciera que las llamadas “comparsas” han tomado mas auge que los grupos de teatro universitario?

EA:           Sin quitarle el mérito que tiene actualmente las comparsas, porque al final de cuentas siguen siendo una forma de denuncia, pero en efecto ante la ausencia de grupos de teatro, las comparsas toman esos espacios.  La comparsa por supuesto esta muy lejos de parecerse al grupo teatral; su mérito es parodiar una canción, hacer una buena grabación en un estudio, coreografiarla y se tiene un espectáculo fácil de llevar y presentar.  Sin estar en contra de la tecnología, pero en este caso, creo que el estudio de grabación y la pista, le quito la espontaneidad de las comparsas originales.

DV:           ¿Con el nacimiento de la Escuela Superior de Arte de la USAC, cuál será el papel de esta en el rescate de la calidad del Teatro de Huelga de Dolores?

EA:           Me parece que esta pregunta motiva a una reflexión en torno a un fenómeno que sucederá cunado salgan las primeras promociones de actores de la ESA. Y es el hecho de ¿cuál de los dos movimientos será el representativo del teatro universitario? Qué pasara con los grupos nacidos con motivo de la Huelga de Dolores, integrados por gente que no son actores y mucho menos se dedican profesionalmente a ello.  Será interesante empezar a pensar desde ya, casos como cuando existan festivales de teatro universitario internacional, ¿a quienes les tocara llevar la representación de nuestra universidad?

En cuanto al aporte de la ESA en el movimiento teatral de Huelga de Dolores, me surgen ideas como que los estudiantes de EPS de la rama de actuación, dirección y dramaturgia, deberían tener encomendada la tarea de integrarse a los grupos de teatro estudiantil de Huelga, para dar el apoyo, asesoría y aportes para formar en esas ramas, a los integrantes de los mismos. Considero que también será una experiencia valiosa para los estudiantes de EPS, el tener la oportunidad de participar en las Veladas de Huelga de Dolores para saber lo que se siente al estar frente a un público tan difícil, esto dicho no solo por mi persona que soy ganador de Rey Feo Universitario, sino también compartido por nacionales y extranjeros que han tenido esa experiencia.  Seguramente de esa manera, el teatro de Huelga de Dolores sufrirá un cambio cualitativo significativo.

LE:            Seguramente se convertirá en una interesante discusión.  Ya escucho a varios personajes decir que el “teatro erudito “de la USAC lo representa el TAU y que muy aparte es el teatro Huelguero el cual no representa a la Universidad  de San Carlos.  La pregunta que me planteo en este momento sería ¿Por qué la Universidad de San Carlos no tiene su propia sala de teatro?.  Cuando se lee el acta de Creación de nuestra universidad hecha por Francisco Marroquín, nos damos cuenta que esperamos mas de trescientos años para que se cumpliera la voluntad del cura en mención enguanto a esa institución se dedicaría a la educación en artes, teología y derecho.

DV:           ¿Cuáles son tus recuerdos en cuanto a épocas sobresalientes en la historia del Teatro Universitario de Huelga de Dolores:

EA:           Yo entro a la Universidad en 1989, y me parece que la tradición era tomar la calidad de los grupos que te precedieron, en mi caso, tomo la del grupo Tortilla Con Sal, de la facultad de Ciencias Económicas empecé siguiendo la línea de denuncia política y social, sin embargo 3 o cuatro años después me propongo tocar temas propios de la profesión de los Psicólogos, me inquietaba hacer algo diferente a lo tradicional.  Me planteo temas en donde no nos quedáramos solo en la crítica sino también en la propuesta de soluciones, tocar temas como el Síndrome de Down, Autismo, Violencia intrafamiliar, etc.  Esa nueva propuesta tuvo aceptación en unidades académicas de corte humanista, no así en el resto y en espacios ya acostumbrados a los temas de tradición.  Una eta difícil para el teatro huelguero, en cuanto a falta de creatividad y calidad se vive a mi parecer desde 1998, en donde existe escasez de grupos, desaparición de otras expresiones como  la música, ello a mi parecer debido al involucramiento del movimiento estudiantil, con el FRG.  De ese momento para ahora solamente hay tres grupos de teatro huelguero.

DV:           Compartís el hecho, que de unos diez años para acá, el movimiento de Huelga de Dolores incluido el Teatro Huelguero, han caído en una especie de bache?

 

LE:            Considero que todo en la vida es un gran dragón, con altibajos, momentos de declinación, recuperación y puntos muy altos.  El movimiento de Huelga de Dolores no se escapa de esa tendencia. Escondido en la mascarada del movimiento huelguero, hay todo un movimiento de respuesta, de corazón.  Yo me integro a este movimiento, en un momento en el que la discusión ideológica dentro de la Universidad era muy rica, dolorosa y sangrienta, me refiero a los años 1978 y 1979.  en ese momento las facciones revolucionaras no alcanzan consenso y el movimiento estudiantil era reflejo de esa polarización.  Yo era un estudiante de C:: económicas, donde prevalecía el movimiento de UVE PRAXIS, cuya ideología era la  del PGT.  En 1979 llego a ser Rey Feo Universitario –El Shá- situación que soy honesto en reconocer, que ese papel no era para mí, pero el discurso que Ricardo Martínez había elaborado, debía pronunciarse con acento iraní, y a Misael, que era el inicialmente seleccionado para hacer el personaje, nunca pudo sacar el acento, a pesar que yo le intentaba constantemente  enseñárselo, al final de cuentas de tanto repetirlo, así de un plumazo me asignaron el personaje con el que gane el reyfeato.         El movimiento de Huelga de Dolores cae lamentablemente en actos de corrupción, que hace que se llegue a estigmatizar negativamente al huelguero.  El gobierno de Alfonso Portillo introduce sus tentáculos hasta llegar a comprar el movimiento huelguero, viene a concluir la tarea que años antes había iniciado su padrino Ríos Mont.  La recuperación del movimiento y teatro huelguero, irá íntimamente ligada con la recuperación de la moral del estudiante universitario de la USAC, en particular de los artistas huelgueros, allí es en donde debemos incorporarnos como guías, los que estuvimos en épocas mejores del movimiento.

RM:          No debemos olvidar que el teatro huelguero en una buena parte de su historia estuvo mediatizado en pro de la consecución de objetivos de organizaciones del movimiento guerrillero.  Esta entidades propugnaban a favor del teatro y movimiento de huelga de dolores porque tuviera una beligerancia como la que alcanzó porque era un discurso mediático eficiente para llegar a la población.  Con los acuerdos de paz la presión de ese movimiento para que se hiciera una Hue4lga de Dolores con contenidos y denuncias como las de los años 70 y 80 desaparece; desaparece ese único espacio que existía para la denuncia pública  de las oleadas de terror, los otros espacios se movían en la clandestinidad.  Nos toco vivir un clima completo de terror, ensañado contra el movimiento estudiantil, que llego incluso al allanamiento de instalaciones; como olvidar aquel en el que se dedicaron a destruir archivos, encontramos desposolados los trofeos de las Chabelas.  La Huelga de Dolores de ese periodo se uso para ponerse al servicio de la consecución de una causa.  En los No Nos tientes, hubo páginas completas pagadas por URNG.  En ese periodo la llamada “Santa Hermandad” era la encargada de la “cesura” a la que se exponían todos los planteamientos teatrales.  Se concebían las obras como verdaderas comparsas, llenas de ingenio y creatividad.  Uno de los grupos que siempre admiré fue el “Juez Y Parte” de la facultad de Derecho y el grupo del Muelero de Psicología y por supuesto el Nalga y Pantorrilla

A mi parecer, la semilla del teatro de Huelga de Dolores se encuentra en el teatro de la “astracanada”, manifestación viva de ello es la obra que escriben Jorge Ramírez y Douglas González en 1991, con motivo del quinto centenario del descubrimiento de América; se plantea esta obra y se convierte en un parteaguas en la historia del teatro guatemalteco.  A nivel del estudio teórico del teatro guatemalteco, marca un punto de referencia entre el antes y después de.  Ambos autores traen todo el sabor de las  veladas de Huelga de Dolores y lo logran llevar a las salas del teatro profesional del país, con un éxito aun no repetido por otra obra en el país.  El teatro genuino de Huelga de Dolores, el que expresa verdadero sentir del estudiante, jocoso, con denuncia, sátira y todos esos elementos, lamentablemente ya no se da porque esta mediatizado.  Me parece que desaparecieron las figuras autoritarias en contra de las que hay que manifestar.  Pareciera que los gobernantes de la ultima generación ni siquiera han llegado a motivar el escribir o actuar algo en contra ellos. 

EA:           Me parece que en los nuevos planteamientos de Huelga y teatro de Dolores, deberíase buscar cuales son las necesidades o preocupaciones actuales.  Seguramente para los huelgueros de los años 70 y 80 sus preocupaciones eran, el no ser secuestrado o que tus compañeros estaban siendo asesinados, pero esas necesidades propias de la guerra ya no están vigentes.  Las necesidades actuales son otras, por ejemplo la tecnología.  Desde esos planteamientos habrá que partir para el replanteo.

RM:          Entonces el problema pareciera ser estructural.  Vemos la Universidad convertida en un gran mercado en donde abundan los vendedores de playeras del Che Guevara, de discos Piratas, Cevicherias y bebederos.

LE:            Sugiero que se debe abrir un espacio de diálogo entre la patojada que hace teatro huelguero en este momento y personas como nosotros que ya pasamos por esa etapa.

RM:          En este momento somos varios de los egresados del teatro huelguero, que jugamos papel protagónico en el teatro guatemalteco de este momento.  Sin embargo de las recientes generaciones de personas del teatro huelguero, es casi inexistente su presencia en él.  Pareciera que hay una perdida de la conciencia que motivaba a las anteriores generaciones.  El estudiante universitario de estos años pareciera que su dedicación exclusiva es exclusivamente el sacar un título y lo huelguero le parece subversivo, pérdida de tiempo y otros.  En este momento cuesta mucho integrar una planilla para elecciones de Junta Directiva de la facultad de Humanidades, que es en la que trabajo, no digamos la integración de un comité de Huelga de Dolores, Casio hay que obligar a los estudiantes para que se integren. La calidad de los boletines se perdió.  Se depuraba el contenido de los No Nos Tientes.

DV:           ¿Qué le dejo a tu vida el Movimiento y Teatro de Huelga de Dolores?

LE:            De niño fui cantante, bailarin, escribia cuetos y poemas, pero mi vocacion por el teatro se define en dos grandes momentos: Uno es el ganar el reyfeato y la  vivencia cercana con el grupo Nalga y Pantorrilla y el otro conocer a María Belem y Hugo Carrillo, que lo llevan al teatro profesional.  Gente ligada a la discusión teórica y artística. El teatro de Huelga de Dolores es el Teatro del Pueblo, de la conciencia popular, de los obreros y estudiantes y debe mantenerse así, sencillo pero valiente, proletario si se quiere pero debe enriquecerse porque todo es dinámico.  El hecho que sea pobre no significa chaparrastroso.  Debe enriquecerse.  Nosotros que tuvimos una cosecha, debemos regresar a la raíz.  En este momento recuerdo uno de los parlamentos de una de las grandes obras de velada decía el abuelito al nieto:  “te voy a contar un cuento pero no para que duermas sino para que despiertes”. El teatro Universitario debe ser para despertar al pueblo no para dormirlo.  Por eso lamentamos que cada vez mas teatros se vuelven parqueos, que en este país los actores partimos al exilio, nos queman los teatros por el “corazón del espantapájaros”, donde la gente se muere en el ostrasismo. 

RM:          Cuando decidí dedicarme al teatro para niños, me propuse hacer planteamientos que formen un publico que el futuro sea exigente.  Lo que aprendí del teatro huelguero, es que el teatro es un discurso, una herramienta con capacidades increíbles para trasladar un mensaje. Decidí instrumentalizar el teatro para niños para trasladar algo, posteriormente evoluciona hacia un espectáculo en el que el publico sale agradecido del mensaje.  Juego a hacer teatro de Dolores en cada uno de mis montajes.  La denuncia se trasformo en una lección para niños.  

EA:           Actualmente doy clases de teatro en escuelas públicas casi ad honorem. Me complace poder llevar a los niños de escasos recursos mi conocimiento y testimonio de alguien que como ellos dio pasos  para adelante.  Me complace darle herramientas a la gente para hacer teatro.

 DV:          Mucha gente se pregunta el por qué  en Guatemala la predilección actual del público hacia la Comedia y no hacia el drama?

EA:           Me parece que hubo un momento en que las salas de tradición en Guatemala, saturaron de Teatro formal y serio al publico, eso incluye mi experiencia de niño y adolescente.  La primera experiencia  de los niños con el teatro era ir a observar grandes dramas clásicos, que muchas veces estaban mal dosificados en cuanto a lenguaje principalmente; muchas obras para el niño que eran sus primera idas al teatro, eran inentendibles, así se lanzo inconscientemente un mensaje equivocado:  el teatro es aburrido.  Es por ello que cuando se descubre la comedia como una forma de decir las cosas, las historias, mucha gente se queda mucho tiempo agradada.  La nuevas propuestas de teatro infantil como las que presenta Ricardo Martínez, ya van en búsqueda de enmendar esa situación.  Seguramente las generaciones que pasan por espectáculos como esos, en el futuro tendrán otro criterio como espectadores.

RM:          No debemos perder de vista que Guatemala estuvo sumergida en una guerra de treinta y seis años.  El teatro de Guatemala vivió una verdadera época de Oro, con el Teatro de la UP, el teatro de Galich, de Carrillo, Manuel José Arce, obras con gran contenido.   Ello también fue sacudido por la ola de represión de esos momentos, lo cual significo exilio, asesinato, y hasta quema de salas de teatro. Todo el que hacía teatro con cierto contenido era objeto de represión.  Entonces no quedó otra salida que representar lo hechos por medio de la comedia, el teatro Light.  El teatro llamado fácil que se hace mucho en estos momentos, requiere de menos inversión y toca temas poco comprometedores.  Nos hemos convertido en complacientes y condescendientes.  El público actual va a ver teatro, y si se mata de la risa, eso ya es suficiente para considerarlo como bueno, aunque no tengan las propuestas contenido y mucho menos hechos estéticos.  Nuestra responsabilidad como teatristas serios es educar nuevamente al público para que en el futuro exija hechos teatrales en todo el sentido de la palabra.   Yo lo hago, por lo menos de la trinchera que agarre, y que es el teatro para niños.  Un público nuevo que maña exija.  La represión jugó un papel determinante en todos los aspectos culturales.  Mucha gente se retrajo a no hacer nada que le comprometiera. 

LE:            En una ocasión, Hugo Carrillo, con motivo que unos jóvenes llegaron a pedir autorización para el montaje de su obra El Corazón del Espantapájaros, les decía: Les puedo dar La Tula, Viernes de Dolores, pero no me pidan eso…  los jóvenes le preguntaron por qué no nos puede dar esa maestro: Carrillo les responde porque ahora soy bombero  (con sarcasmo debido a que recién habían quemado el teatro de la UP). El teatro para estudiantes creado por Carrillo, se ha convertido en la reserva que ha mantenido a la niñez y juventud ligada al movimiento del teatro.   Entonces hay que volver a educar.  Cansado de escribir critica contra mis hermanos del Huiteatro, me fui a hacer investigación de campo a ese hermoso lugar llamado Huité.  Entonces me decidí a escribir mi obra de Huitecos que pronto llegará a escena y se lama “Adiós Huité” quisiera sepultar el género.  Los huitecos están como la gran puta, por ser tratados en escena como entupidos, idiotas y retardados.  Opinan que no es lo mismo que se rían con vos a que se rían de vos. 

DV:           Hablando De los teóricos del teatro; Cuál será la escuela que mas influenció al Teatro de Huelga de Dolores?

LE:            Uno de los grandes escritores de obras de teatro de Huelga de Dolores, es Douglas González, quien se autodefine como fuertemente influenciado por la escuela Brechtiana.

RM:          Yo sería partícipe que es fuerte la influencia del llamado “teatro Nuevo”. Como el del Buenaventura, Boal, García.  >Nos juntábamos alrededor de un hecho en particular y hacíamos una obra.  Cito como ejemplo en mi tiempo;  La huelga de La Coca Cola, dio lugar a la obra El Conde de Poco Pisto.  Sin saberlo estábamos usando el método de la creación colectiva, que ya estaba sistematizada plenamente en Sudamérica.

DV:           ¿Cuál considerás que fue el mejor regalo que te dejó el Movimiento de Huelga de Dolores?

LE:            Yo quiero finalizar este coloquio sabroso, diciendo que para mí el mejor regalo que me dejó la Huelga de Dolores fue el haber contribuido a hacer reír a la gente en medio del desangramiento que vivió nuestro país en ésa época.  Y por el otro lado haber descubierto “al Angustias” (refiriéndose al actor y dramaturgo Jorge Ramírez).

RM:          Me siento satisfecho con haber aportado al movimiento de Huelga de los años 70 y 80.  La formación humana que ahora poseo, en buena parte es producto de eso.  Hoy veo atrás y me arrepiento de no haber dado mas.

ED:           A mi me deja regalos como este momento, la oportunidad de compartir con Escobedo y Ricardo en esta mesa.  El no ser tan bruto como lo era antes, el estar haciendo hoy, algo que te gusta hacer.  En nuestro país pocos tenemos la posibilidad de trabajar algo en lo que realmente nos gusta, y yo lo he logrado.   Para mi el buen teatro es como la relación sexual:   Debe gozar tanto el que esta arriba como el que esta abajo.                       

 

Douglas Vasquez Vides

Junio 2013